domingo, 10 de mayo de 2009

LA VOCACIÓN... LLAMADA DE DIOS

LO QUE NO ES LA VOCACIÓN

A menudo la palabra vocación genera cierto temor, porque entorno a este término se ha creado mitos: la palabra vocación es sólo para denotar la opción por el sacerdocio, quien tiene vocación es porque no le gustan las mujeres, si es santulón tiene vocación, etc.

VOCACIÓN UNIVERSAL

Vocación viene del latín “vocare” que significa “llamada”. Vocación es la llamada que Dios hace a todas las personas, todos tenemos la vocación universal a la santidad, todos estamos llamados a ser santos como Dios es santo y a ser perfectos como Él es perfecto (cf. Levítico 19,12y Mateo 5,48). La vocación se dirige a cada hombre y a todo hombre, ya que en el designio de Dios, todo ser humano está llamado a desarrollarse, porque toda vida es vocación (cf. Populorum progressio).


VOCACIÓN ESPECÍFICA

¿Cómo vivir esta llamada universal de Dios a la santidad? Para ello existen las vocaciones específicas, es decir, no hay una sola forma para servir a Dios, sino varias. Algunas de ellas son:

1. El Matrimonio.
Es la vocación general de la humanidad, pues con esta se cumple la tarea de transmitir la vida y poblar la Tierra (cf. Gén 1,26-28), es la vocación por la cual desde la vida ordinaria se puede ir creando el extraordinario Reino de Dios. El matrimonio es la pequeña Iglesia doméstica donde se forman los nuevos cristianos y se define la vocación de estos. Sin embargo, hay excepciones a esta vocación, porque no todos ni todas gozan de ella, hay una minoría que nacen incapacitados para casarse y otros, que por amor a Dios, prefieren optar por no casarse y servirle completamente (cf. Mateo 19,12).

2. El Sacerdocio.
Es la vocación más sublime, pues quien la posee tiene el don de actuar en el nombre de Cristo al momento de celebrar la Misa y de realizar el sacramento de la Reconciliación. El sacerdote presta su cuerpo a Cristo, esto se entiende mejor en las palabras de San Pablo: «Vivo yo, pero ya no soy yo, Cristo vive en mí» (Gál 2, 20). «El sacerdote es testigo de la fe, misionero del evangelio, profeta de la esperanza escatológica, obrero de la caridad, guía y amigo de todos… y si hiciera falta, héroe voluntario y silencioso» (Papa Pablo VI, “Identidad y fisonomía del sacerdote según Cristo”, cuaresma 1972).


3. La Vida Consagrada.
Aquí se ubican los frailes, los monjes y las monjas. Es una forma de servicio y entrega total a Dios y a la Iglesia. La virgen María es el modelo de persona que opta a la vida consagrada. A menudo estos gozan de mucho aprecio de la feligresía pues suelen estar muy inmersos en la realidad de la comunidad. «La vida religiosa es lugar privilegiado de profetismo en la Iglesia» (P. Pedro Arrupe, sj, 1971) .


4. La Vocación Misionera.
Esta es una vocación amplia, pues pueden gozar de ella los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los matrimonios y los solteros. Es la inquietud de proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios a aquellas personas que todavía no la conocen (cf. Mateo 28,19). Sobre todo son tierra de misión los continentes de África y Asia. El papa Juan Pablo II escribió en su mensaje para el domingo mundial de las misiones de 1981 (DOMUND) que «Una Iglesia cerrada en sí misma sin apertura misionera, es un Iglesia incompleta o una Iglesia enferma».

5. El Diaconado Permanente.
Es una vocación desconocida, aunque su presencia es importante en la Iglesia primitiva (cf. Hechos 6,1-6). Es un ministerio apostólico como el sacerdocio, sirven a la Iglesia en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad (cf. Lumen Gentium, Nº 6) A este pueden acceder hombres solteros célibes mayores de 25 años y hombres casados mayores de 35 años (con el consentimiento de la esposa), recibiendo los estudios teológicos necesarios para el cargo.

QUÉ HACER ANTE UNA INQUIETUD VOCACIONAL

El descubrimiento de una vocación debe ser preocupación de todo cristiano y cristiana. Cada quien debería preguntarse al menos una vez en la vida a cuál vocación Dios le llama, el no hacerlo es signo de inmadurez espiritual. La persona que sienta la llamada lo primero que debería hacer es buscar uno o varios sacerdotes que le ayuden a discernir los signos de su vocación, pues «El sacerdote por su misión debe ser el mediador más directo en las llamadas de Dios» (Medellín 13, 24). O bien, debería platicar sobre el asunto con un promotor vocacional o un miembro de la Pastoral Vocacional de su parroquia. La familia no debe se obstáculo para realización de la vocación de sus miembros, más bien tiene que ser el lugar donde se ayude a discernir y a potenciarla.

DISCERNIMIENTO MATRIMONIAL

TRES TRAMPAS EN EL NOVIAZGO
Autor: Juan L. Pedraz, sj
(Resumen)


INTRODUCCIÓN.

¿es el matrimonio la tumba del amor?

Eso es lo que piensa mucha gente, y no es raro pensar así, luego de ver tantas parejas de novios enamoradísimos, y al casarse, todo el proyecto y las ilusiones se vienen abajo.

Si el matrimonio fuese la tumba del amor ¿por qué las personas se siguen casando, aunque se hayan divorciado 2, 3 ó más veces? Ello demuestra que el matrimonio no es el problema, sino la forma como se vive. Porque todo mundo tiene la necesidad de complementarse.

El amor es genial, y el matrimonio es fenomenal. Pero hay que saber descubrir a la media naranja. Las próximas líneas no ayudan a descubrir las medias naranjas, pero sí a los medios limones.

PRIMERA TRAMPA: PENSAR QUE SE AMAN CUANDO SÓLO SE DESEAN

Amar es un sentimiento profundo, donde se tiene aprecio no sólo por el físico de una persona, sino por sus sentimientos, personalidad. Lo externo y lo interno. Por lo que es. Mientras que el deseo, muchas veces se limita a la belleza corporal ¡Cuánta gente se enamora perdidamente de estrellas de cine, TV, o cantantes! Pero sólo de su cuerpo, pero no conocen su personalidad. Otras veces, puede enamorarse de una actitud, o sea, cómo hace algunas cosas o cositas. Pero eso no es amor.

Hay tres criterios para creer que se es amad@

Criterio 1: ¡Cómo me ama!

Aunque lo correcto sería decir: "Cómo me desea". La pasión o deseo lleva a usar los sentidos en su totalidad, hasta llegar a sentir placer al extremo, de llegar al límite. Pero eso no es amor. ¿y qué pasará cuando termine el deseo o la pasión?

Criterio 2: ¡Cómo se sacrifica por mí!

Pero el sacrificio no siempre es sinónimo de amor, aunque así sea enseñado "Amar es sacrificarse". Por tod@s es sabido de gente que se sacrifica (duerme menos, come menos, gasta menos, trabaja más) por conseguir una cosa, por Ej. un carro o una computadora. Cualquiera pensaría: "¡Cómo ama a su computadora! ¡Cómo ama a su carro!". Pero todo mundo sabe, que cuando la computadora/carro ya no le satisfaga, o cuando aparezca un modelo mejor, venderá el que tiene y se sacrificará por comprar el nuevo ¿Y el amor por su computadora/carro? Nunca hubo.

Criterio 3: ¡Es tan carinos@ y considerad@!

Eso tampoco es sinónimo de amor. En un lugar pueden trabajar hombres soeces y vulgares, pero si llega una mujer hermosa como modelo, es seguro que esos hombres, se conviertan en las personas más amables y consideradas del mundo. Pero eso no es amor, eso demuestra interés o deseo por ella. Lo mismo pasa con las mujeres cuando ven a un hombre con facha de "galán de telenovela", se vuelven coquetas, tiernas y sumisas, pero eso no es amor, eso demuestra sólo interés o deseo por él.

Ser o estar siendo.


Debe tenerse este cuidado: si mi novi@ es buena persona con todas las gentes, también lo será conmigo, porque él/ella "es" así, y puedo tener la certeza que no cambiará. Pero si mi novi@ es buen@ sólo conmigo ¡Cuidado! Porque llegará un día que se aburrirá de "estar siendo" buen@ sólo conmigo y me demostrará su verdadero yo.
Es decir, "ser" es una actitud para siempre, porque es arraigada a la persona. "Estar siendo" es una actitud temporal y durará sólo mientras convenga o genere algún beneficio.

SEGUNDA TRAMPA: CREER QUE HAY AFINIDAD CUANDO SÓLO HAY GUSTO POR ESTAR JUNTOS.

Compartir gustos, criterios, aficiones, pasatiempos, metas y sueños, miedos y utopías, no significa que son el uno para el otro, "almas gemelas". Aunque no se niega que debe haber afinidad entre los novios.

TERCERA TRAMPA: CREER QUE SE PIENSA CUANDO SóLO SE SIENTE.

Esta es la gran trampa de los Medios de Comunicación Social y la publicidad, donde invitan a vivir y liberar "tus instintos", como si las personas fuesen animalitos, y el no hacer uso de la "razón". Y es así, en un mundo sexista en todos los ámbitos, no se piensa si conviene ese chic@, o esa relación, porque "hay que sentir". Y cuando menos se siente, uno se ha metido en un gran problema, algunos tienen solución, otros no. San Ignacio de Loyola, decía que la razón debe estar arriba de la pasión. Es decir, pensar antes de actuar, ver los pro y los contras, y luego, hecharle todas las ganas. (Vivir con la cabeza y no con el corazón).

Esta tercera trampa lleva consigo varias ilusiones:

Ilusión uno: "Mi caso es diferente"

Much@s creen que su matrimonio funcionará porque su amor es más fuerte que los problemas que vendrán. Pero cuando el hombre llegue en horas de la madrugada con varios tragos de más, o cuando no llegue a dormir por estar con la otra, ese "amor" no soportará y terminará diluyéndose. Asimismo, cuando ella pierda su feminidad, y se muestre todos los días como bruja amargada, ese amor de él, que antes era capaz de cruzar océanos, no soportará y terminará diluyéndose. Porque así como el oro se prueba con el fuego, el amor se prueba con los problemas.

Ilusión dos: "Yo le cambiaré"

Esto sucede generalmente con las mujeres, que al ver que pueden cambiar algunas cosas en él, piensan que de esposos, podrá cambiarlo más. Pero casi siempre resulta, que los pequeños cambios que ella pudo lograr en el noviazgo, se revierten, y a veces para peor. Y él termina cambiándola a ella, y no ella a él como se creía al principio.

Ilusión tres: Promesas sinceras

Muchas mujeres creen que su matrimonio funcionará porque el novio les prometió (quizás con lágrimas, y con gran sinceridad. Un hombre sólo llora si está conmovido) que cambiaría. Pero luego se decepcionan porque no lo hizo, y le tildan de mentiroso. Pero hay algo en que no caen en cuenta, que tod@s hacemos promesas para con l@s demás o para con nosotr@s mism@s (nadie que se haga promesas consigo mism@, lo hará de mentira) y al final no cumplimos por falta, no de sinceridad, sino de fuerza de voluntad y/o estímulos. Las promesas por sí mismas no son seguros contra los fracasos matrimoniales.

Ilusión cuatro: ¡Le quiero tanto que no me importa!

Esta es el argumento de quien no tiene razones para estar con esa persona. Y dicen que no les importa que sea bolo, mujeriego, desempleado o drogadicto; o que ella sea promiscua, descuidada de sí misma, chismosa, caprichosa, etc. Incluso, no les importa ir al infierno por culpa de ese hombre, de esa mujer. Y aunque se saben de antemano que sufrirán con esa persona, creen que el martirio será compensado por el amor. Decía una pareja: "Fuera de nuestras familias, la educación de los hijos, del sexo y los gastos domésticos. No tenemos problemas"

Ilusión cinco: ¡Es el hombre/mujer de mi vida!

Hay quienes se apegan tanto a una persona que han llegado a exclamar que es el "amor de su vida" y que nunca encontrarán otra personal igual, razón por la cual prefieren dejarlo todo, porque ya no tiene sentido la vida. Y l@s más fatalistas llegan al suicidio. Pero es gracioso que con el tiempo encuentran a otro amor de su vida.

Ilusión seis: Si funciona, después nos casamos

Es bastante común, pero no por eso normal, que muchas parejas de novios quieran primero vivir un tiempo juntos, y si funciona la relación, luego casarse. Pero nadie en su sano juicio permitirá que un cirujano le abra la cabeza o el pecho para ver si el cerebro o el corazón funcionan bien. Esta práctica matrimonial puede ser frustrante o traumante en algunos casos, porque llegará un momento que ni él ni ella serán jóvenes vigorosos y bellos, y perderán su primer medio para atraer a otra persona; por otra parte, las parejas "apasionadas" no suelen usar correctamente lo medios de planificación correctamente y suelen surgir embarazos ¿y qué culpa tienen los niños de relaciones conyugales defectuosas?, no se puede dejar niñ@s regad@s por doquier como si fuesen arbolitos.

CONCLUSIÓN

En todo caso, estas palabras son inútiles para los novios, porque nadie puede hacer que los novios entren en razón.
Dicen que el amor es ciego. ¡Mentira! Ciego es el deseo.

Una vez vino a verme una joven porque le habían entrado duda si casarse o no con su novio. Yo le pregunté qué era lo que la hacía dudar. Y esta fue su respuesta:
"Es que, mire Usted, me he enterado que mi novio ya ha tenido dos hijos por ahí, y no me lo ha dicho. Además, lo han echado de tres o cuatro trabajos por irresponsable -calló un momento y luego añadió- está metido en drogas duras y las vende"

Entonces, sólo le hice esta pregunta:
"Supón que todavía no te has enamorado de este muchacho ¿te harías novia de él?"

Ella respondió:
"Ni loca"

Le dije:
"Y ¡estás dudando si casarte!"

Ella bajó la cabeza y se dijo a sí misma "debo estar loca" y ahí mismo decidió romper.

Dos meses después se casó con él. Seis meses después empezó los trámites para el divorcio.


DISCERNIMIENTO SACERDOTAL


ORACION PARA LAS VOCACIONES SACERDOTALES

Oh Jesús, Pastor Eterno de las almas,
dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada.
Señor, gemimos en la orfandad, danos vocaciones,
danos sacerdotes santos,
te lo pedimos por la inmaculada Virgen María,
tu dulce y Santa Madre.
Oh Jesús danos sacerdotes según tu corazón.
Amén


LA EXPERIENCIA DE DIOS QUE LLAMA


Es una dimensión fundamental de toda vocación. Sin ella, pueden darse las cualidades humanas más deslumbrantes de una persona, y no tener vocación religiosa.

¿Cómo experimenta una persona la llamada de Dios?

Al tratar de explicar en qué consiste esa experiencia de Dios, es más fácil empezar diciendo lo que no es:

• No es el resultado de una deducción lógica o de una demostración matemática.
• No es la ausencia de inclinación o atracción al matrimonio.
• No es puro sentimiento
• No es una idea que se tiene

Experimentar a Dios que llama es ser capaz de “oír” el “lenguaje” con el que Dios se dirige a lo más profundo de mi persona. ¿En qué consiste ese lenguaje de Dios? Tendrá que ser un lenguaje muy humano, para que yo pueda entenderlo.

Ordinariamente Dios va a “hablar” a través de:

• Mis aspiraciones y deseos más profundos, más míos.
• Mis sentimientos
• Mis experiencias positivas y negativas de la vida, de sus oportunidades y de sus retos.

Es importante evitar ideas fantásticas o espectaculares de cómo Dios tiene que hablarnos. Hay personas que esperan que Dios les comunique la vocación a la vida religiosa a través de visiones, apariciones, etc.

Otras piensan que la persona llamada a la vida religiosa tiene que haber sido un poco “rara” desde pequeña: que no le gustaba jugar, ni tratar con muchachos/as, ni divertirse…

Cada persona “oye” a su manera el lenguaje de Dios:

• Para algunos puede ser un momento específico de iluminación profunda, de una seguridad interior inquebrantable. Una experiencia semejante a la de San Pablo en el camino de Damasco, que no deja otra alternativa que rendirse: “Señor, ¿qué quieres qué haga?”

• Para otras, puede ser la acumulación de muchas pequeñas luces a lo largo del camino. A través de encuentros, convivencias, experiencias de trabajo, participación en grupos culturales o comunidades cristianas, momentos de oración, lecturas orientadoras, etc. Van apareciendo las “constantes” de la llamada de Dios.

• Aunque no es muy frecuente, algunos experimentan el lenguaje de Dios y su llamada como un “aterrizar suave” en la seguridad de la vocación. Una especie de evidencia creciente que se impone. Dios llama y el joven acepta en un ambiente de paz y serenidad imperturbables.

• Quizá para la mayoría, la paz de la aceptación de la llamada de Dios no viene sino después de muchos conflictos, de mucha lucha interna y externa, de mucha oscuridad, de muchos altibajos.


Las cualidades humanas necesarias

¿Qué cualidades se requieren se requieren para ser sacerdote/religiosa? En primer lugar, ser una persona normal: capaz de amar, de reír y de llorar, de arriesgarse y de sentir el miedo del riesgo.

Más concretamente, el sacerdote/religiosa debe ser un hombre:

• Enamorado de Jesús, de fe profunda y suficientemente formada, capaz de un compromiso serio con la realidad.

• Con suficiente madurez afectiva y social: capaz de establecer relaciones profundas de amistad, capaz de tolerar frustraciones, de respetar la complejidad de la vida y de las personas, capaz de trabajar en colaboración con otros.

• De una capacidad intelectual suficiente para desempeñar la difícil misión de la Iglesia y para asimilar la larga preparación que esa misión exige.

En contra de los que muchos piensan, para ser sacerdote/religiosa no hace falta ser un “genio” ni un superdotado. Pero sí se requiere que la persona sea capaz de comprender la vida en profundidad, sin ingenuas simplificaciones.

• De corazón grande, que no se contente con hacer “cosas buenas” sino que piense siempre en dar lo mejor, en responder a la mayor necesidad del momento, en buscar “lo que más conduce al fin para el que somos creados” (Meditación del Principio y Fundamento, de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio).